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Writer's pictureThe Useless Runner

Mister Lance

Updated: May 1, 2023

Horror [Sustantivo]

"Un ataque de nerviosismo o ansiedad extrema"


Voy a empezar con un cliché.


Confucio dijo: “Tenemos dos vidas: la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que sólo tenemos una”.


Para mí, esa segunda vida comenzó el 10 de julio de 2015.


Mientras me sentaba en el consultorio del neurólogo el 14 de julio de 2015 a las 7:50 p.m. golpeando mi pie desesperadamente contra el piso alfombrado en la esquina de la sala de espera; me preguntaba a mi mismo todo lo que había sucedido en los últimos 5 días que potencialmente podría cambiar mi vida para siempre. Todo fue tan rápido que realmente no tuve tiempo de sentarme y pensar adecuadamente todo lo que había ocurrido hasta ese momento.


5 días antes, el día 10, recibí una llamada de la oficina de mi médico, pidiéndome que acudiera de inmediato con carácter de urgencia. Unos días antes había ido al hospital para que me hicieran una tomografía computarizada de la cabeza, ya que estaba teniendo dolores de cabeza durante mucho tiempo que no desaparecían y empeoraban progresivamente.


Cuando llegué al consultorio de mi doctora ese 10 de julio, ella me pidio que me sentara. Estaba claramente perturbada. No estaba seguro de lo que estaba pasando, pero en mi mente estaba claro que algo había aparecido en la tomografía.


Después de un rato, ella comenzó a hablar.


"Hemos identificado un quiste aracnoideo en su fosa temporal izquierda dentro de su cráneo, al lado de su cerebro".


'¿Ah?, ¿qué?'. Todo esto era extraño para mí, realmente no entendía lo que eso significaba. Pedí una aclaración. Pude ver claramente que la médica no tenía suficiente experiencia en esta área para darme tranquilidad. Trató de explicarme lo mejor que pudo, pero eso no me llenó de confianza alguna. Todo lo que podía pensar en ese momento era que tenía algún tipo de tumor cerebral.


"Significa que tienes un quiste dentro de tu cráneo, al lado de tu cerebro, que contiene líquido". Luego continuó explicando cuáles podrían ser las posibles causas de esto y qué podía hacer en ese momento para obtener un diagnóstico adecuado. No estaba claro si el quiste estaba goteando líquido, si era una lesión nueva o anterior, o si mi cerebro estaba comprometido de alguna manera. No hubo mucho que ella pudiese decirme para hacerme entender que estaba sucediendo.


Empecé a llorar. Me sentí como un niño al que le acaban de quitar su juguete y se lo tiraban a la basura. Esto puede sonar como una exageración, pero realmente creía en mi corazón que esto era el fin para mí.


Acababa de tener a mi segunda hija, apenas 14 días antes de todo esto. Todo pasó por mi cabeza como una montaña rusa derrumbando toda mi vida con tal fuerza que no tuve tiempo de parar y entender lo que estaba pasando. Todas mis esperanzas, mis sueños, mi familia, mis hijas, mi esposa. Cuestioné todo. Entré en pánico y lloré. Lloré mucho. Todo lo que podía ver y escuchar era a la doctora murmurando palabras, tratando de explicármelo de una manera que al menos yo pudiera entenderlo.


Mientras la médica me consolaba, le pregunté qué podía hacer en este caso. Le pregunté sobre mi vida y lo que esto significaba para mí. Me sugirió que fuera a ver a un especialista en esta área, ya que podría darme una mejor explicación de lo que esto significaba y lo que podía hacer.


Mientras caminaba a casa desde el consultorio del médico, tuve una gran sensación de desesperación. Lloré y temía volver a casa para contarle a mi esposa lo que acababa de pasar. Había perdido a mi mamá 3 años antes por cáncer, y todo en lo que podía pensar era en mi familia y lo que podría pasarles si yo no estaba presente.


Hablé con mi esposa cuando llegué a casa. No tengo muy buen recuerdo de ese momento, es todo borroso y extraño. Recuerdo haber llamado al consultorio de mi médico para pedir una carta de transferencia para poder ver al especialista, pero me dijeron que tardaría una semana. Me enoje. Grité por teléfono y tiré el auricular hacia la pared, dejando una marca negra en el proceso. Cada vez que veo esa marca en la pared recuerdo ese día. Fue horrible.


Pude recibir una carta el mismo día y reservé una cita para ver al neurólogo el 14 de julio.


Como es naturaleza humana, comencé a investigar sobre este tema en línea, tratando de comprender sus causas y consecuencias, y también qué tratamientos estaban disponibles. Encontré muchas cosas sobre este tema, cosas malas. Cosas como cirugías y bombas que extraen líquido de tu cerebro. Qué tanta probabilidad hay de sobrevivir a la cirugía y qué calidad de vida se puede tener con este tipo de quiste. Fue muy aterrador para mí leer todas estas cosas, porque no tenía idea si alguna de ellas se aplicaba a mí. Pasé noches sin dormir preocupándome por todo y cuestionando mi futuro.


Y ahí estaba yo ese 14 de julio a las 7:50 PM. Esperando con impaciencia para ver al neurólogo.


El médico fue lo suficientemente amable como para hacerme sentir cómodo. Entendió mi pánico y mis preocupaciones. Me hizo unas pruebas durante la cita, y me pidió que fuera al optometra para revisar mis ojos y reflejos. También reservó una resonancia magnética el 17 de julio para tener una mejor visibilidad del quiste, ya que la tomografía solo muestra un plano de imagen.


Por primera vez en mi vida experimenté algo que nunca había sentido: Horror. Estaba absolutamente horrorizado por esta cosa en mi cerebro. No veía salida, ningún buen resultado. No vi ningún escenario en el que saliera con vida de esto. Me di por vencido.


El 21 de julio recibimos los resultados de la resonancia magnética. El médico me vio en su oficina y me explicó sus hallazgos. Todos los términos que usó fueron muy confusos para mí, pero se tomó el tiempo para explicar las cosas en términos sencillos.


Dijo que esto probablemente fue un hallazgo accidental. Identificaron un "quiste aracnoideo de 3 cm de diámetro, anterior al lóbulo temporal, con remodelación asociada del ala mayor del esfenoide izquierdo". Lo que esto significa básicamente es una bolsa de líquido en mi cerebro, que ocupa 14 centímetros cúbicos de espacio dentro de mi cráneo, donde mi cerebro nunca se desarrolló. Las capas de exploración de la resonancia magnética mostraron esto claramente.


En ese momento tenía muchas preguntas.


¿Estará goteando?

¿Está creciendo?

¿Me voy a Morir por esto?


Todas las preguntas eran válidas.


El médico explicó que sería necesario revisarlo nuevamente en 6 meses a un año, para tener un diagnóstico adecuado del quiste y ver si había algún cambio.



Una cosa que el médico mencionó que me tranquilizó, fue que el crecimiento del quiste mostró que el cerebro que crece a su alrededor no lo toca, y tenía materia gris en el medio, lo que significa que lo más probable es que mi cerebro se haya desarrollado y crecido cuando el quiste ya estaba allí. Pudo ser que nací con él, o que cuando era niño me golpeé fuerte en la cabeza lo que pudo haber causado que apareciera el quiste. No hay certeza sobre su origen.


Y ahí estaba yo, de regreso a casa para comenzar el largo año de espera para tener una nueva resonancia magnética.


Es difícil explicar todas las emociones que pasaron por mi cabeza todo ese tiempo. Pensaba constantemente en ello, esperando y pensando cuando llegará el momento de volver a revisarlo. Mi hija cumplió 1 año la semana antes de mi nueva cita de resonancia magnética. Solo quería que se hiciera. Creo que es la incertidumbre lo que realmente te afecta cuando estás esperando que algo pase rapidamente.


¿Qué haces durante 12 meses sabiendo que algo puede estar creciendo dentro de tu cerebro?.


Finalmente, el 12 de julio de 2016 llegaron los resultados de la resonancia magnética y fui a ver al médico por la noche. Todo salió bien y el quiste no mostró signos de crecimiento. Fue exactamente igual que el año anterior, y el Doctor me dio de alta.


Esa noche me dijo algo que siempre llevaré conmigo. Me trajo de vuelta de un lugar oscuro.


"Olvídate de mí, y ten una buena vida".

Y así fue. Esas 8 palabras cambiaron todo. Después de un año horrible de preguntarme hacia dónde iba mi vida. Un año de terribles recuerdos y batallas que consumieron la mayor parte de mi tiempo, pensamientos y energía .... fui libre.


Tuve una segunda oportunidad de vida, me sentí completo de nuevo. Lo superé. De ninguna manera soy perfecto, pero esta experiencia realmente me cambió.


Solo un puñado de personas conocen esta historia. Tal vez 4 o 5, como máximo. Me alegro de haber podido contarle a mi padre sobre esto antes de que falleciera. Tuve una gran sensación de alivio cuando se lo dije.


No estoy muy seguro de por qué no he compartido esto con nadie antes. Es solo una de esas cosas de las que no se habla en un entorno social. 'Oye, ¿cómo están las cosas?', 'Todo bien. Por cierto, tengo un quiste en el cerebro que ocupa 14 centímetros cúbicos de espacio.'. Realmente no suena bien, ¿verdad?


Tal vez sea algo de lo que me haya sentido avergonzado de hablar, porque involucra hablar sobre tu propia humanidad, y probablemente no sea una conversación muy cómoda para ninguna de las partes. Me lo guardé para mí y, de alguna manera, me ayudó a alimentar mi deseo de hacer cosas difíciles, de esforzarme y poner a prueba mis límites.


C'est la vie.


En este momento, es posible que usted se pregunte por qué el título de esta publicación es 'Lance' y por qué señalé el quiste en la resonancia magnética y lo etiqueté con el mismo nombre. Ese es el apodo que le puse a mi quiste, en referencia al ciclista Lance Armstrong, uno de los grandes ciclistas de todos los tiempos, quien luego confesó haber usado drogas de rendimiento durante sus 7 títulos del Tour de Francia. Eso fue una vergüenza.


Pero este apodo no tiene nada que ver con el consumo de drogas.


Lance Armstrong era una persona muy arrogante y envidiosa, a quien le encantaba aplastar a su competencia a toda costa. Eligió ganar por encima de cualquier otra cosa, y nunca se dio por vencido. Incluso cuando tuvo cáncer y casi muere, siguió adelante y sobrevivió. Por eso lo considero un ganador. Un ganador en la vida. Lo demás es desafortunado y odio por completo que haya terminado así.


Y por eso el quiste se llama 'Lance', porque por encima de todo, elijo vivir. Es algo que siempre estará conmigo, y a veces quiere aplastarme, pero no lo dejo. Lo enfrento de frente, y siempre estaré en una batalla constante con él. Pero no me vencerá, jamás.


Esto alimentó mi deseo de hacer cosas difíciles, Cosas que no se consideran normales.


A veces la gente me pregunta por qué hago todas las cosas que hago. ¿Por qué entreno tan duro y participo en carreras de Ironman, triatlones, ciclismo de montaña y paseos en bicicleta de varios días? ¿Por qué me someto a tanto dolor y esfuerzo? ¿Por qué el sufrimiento?


Aquí está la respuesta.


Todos hacemos las cosas que hacemos por motivos muy personales, a veces sin motivo alguno. Pero también hacemos cosas que nos asustan, cosas que parecen tan difíciles que se ven inalcanzables. Lo hago por mis padres, para honrarlos. Lo hago por mis hijas, para dar buenos ejemplos de disciplina y compromiso, para lograr algo por muy difícil que sea. Lo hago por mí, para crear buenos hábitos y hacer cosas que parecen imposibles. Lo hago porque es fundamental para mi y para mi vida.


Pero lo más importante, hago todas estas cosas por una razón muy simple:


Porque estoy vivo.

Porque estoy aquí, ahora.


El dolor y la incomodidad lo hacen real. No lo disfruto, pero lo acepto. Me alimenta. Impulsa mi deseo de continuar. Me trae a la tierra, me aterriza. Por aquellos que ya no están y nos dejaron demasiado pronto.


Por mamá, por papá, por la Tia Olga, por Isabela Rico, por Lucero.

Se lo mejor que puedas ser. Cualquiera que sea la “Lance” en tu vida, enfréntalo y aplástalo, al igual que la actitud de Lance Armstrong: '¡Vamos a acabarlo todo!'.


Gracias por leer.





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