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El ultimo adiós. Una elegía.

Writer's picture: The Useless RunnerThe Useless Runner

Huérfano [sustantivo]

“Un niño cuyos padres están muertos.”


Traducido por: Andres E. Jimenez M.


La última vez que todos estuvimos juntos, fue el 4 de abril del 2009. El día de mi boda.


Mi Mamá había estado batallando contra el cáncer por 3 años, pero aún seguía allí, fuerte y orgullosa de su familia como siempre. Una familia que ella construyó a punta de sangre, sudor, y lágrimas junto a mi Papá. Esta fue la última foto de todos nosotros juntos, yo tenía 29 años, viviendo en el extranjero ya por más de 5 años.

Esos años como adulto habían pasado bastante rápido. Mi Mamá estuvo 3 años más con nosotros hasta que perdiera la batalla contra el cáncer el 17 de mayo del 2012.


Me sentía engañado, estaba enojado. Nunca he sido devoto al poder superior, mucho menos he creído en un dios que permitiese que alguien como mi Mamá muriera de la manera en la que murió. Ese tema de la creencia nunca tuvo sentido en realidad para mí, y nunca lo hará.


Tuvimos un año difícil, mi Papá estaba solo. No tenía a su esposa al lado por primera vez en más de 40 años, y nosotros tres fuimos dejados solos sin una madre. Esto fue, es, y será muy injusto.


Luego de que mi Mamá muriera, tuve dos hermosas hijas, volví a reconectar más con mis hermanos, y creé una increíble relación con mi Papá, el cual se convirtió en el centro de nuestro mundo, nuestra fuerza y razón de ser, el cual siempre estaba para nosotros fuese lo que fuese.


Cuando era un niño, mi Papá siempre me levantaba a las 6 de la mañana los Domingos, no había domingo que fallara. Siempre me llevaba a la plaza de mercado a comprar todo lo que necesitábamos para la semana, luego de eso, desayunábamos en una caseta dentro de aquella plaza. Esas son las memorias con las que me quedo y vivo hoy en día, esas memorias en las cuales yo era muy niño para entender la simple lección de disciplina y buenos hábitos que mi Papá me estaba enseñando. Mi papa no era perfecto, y tenía sus defectos como cualquier otra persona, pero era mi padre, al que yo miraba siempre como mi ejemplo, al que se convirtió en mi mejor amigo y mi confidente. Podría hablar sobre mi Papá de lo que fuera y aun así me quedaría corto en palabras. El siempre encontraba una lección de vida en todo lo que dialogabamos, era increible.


Los años que vinieron después fueron los mejores de todos en cuanto hablando de la relación que tenía con mi Papá. Viajamos alrededor del mundo juntos, fuimos a lugares remotos, caminamos en las calles de muchas ciudades diferentes. Nos encargamos de crear una cantidad de memorias que serían para toda la vida en un viaje increíble. Mi Papá siempre era curioso, siempre aprendía cosas nuevas, y siempre estaba impresionado de todas esas cosas nuevas que vimos y vivimos juntos.


Fuimos a los Alpes Suizos llenos de nieve, también a playas, y ciudades históricas. Por primera vez en su vida mi Papá podía ver el mundo sin necesidad de tener que leerlo en un libro o una revista. Me llenó el corazón de alegría verlo tan feliz, y vivir esta experiencia con él es una de las mejores cosas que me han pasado en toda mi vida.


La última vez que vi a mi Papá fue en 2018. Para ese año lleve a mi hija mayor a Colombia y tuvimos un tiempo increíble. Recuerdo haber tomado una cámara vieja, y fue ahí cuando tomé la última foto de mi Papá, sin saber que nunca más lo volvería a ver de nuevo.


Hasta este día, esta es la foto que más aprecio. Aquella foto donde se le ve feliz.

Cuando mi Papá se enfermó en junio, teníamos muchas esperanzas de que se iba a recuperar. Nunca consideramos la opción de que le tocaría pasar por todas esas cosas horribles que le tocó pasar en la clínica.


Hablábamos seguido, y en toda la testarudez que siempre lo caracterizaba, se mantenía fuerte, siempre tratando de no mostrar ningún símbolo de debilidad. Pero nosotros sabíamos que no estaba bien. Hicimos todo lo que pudimos para hacerlo sentir cómodo y mejor, hicimos todo en nuestro poder para ayudarlo durante esa horrible enfermedad. Mi hermana, mi hermano y su esposa estuvieron ahí con él, ayudándolo e intentando hacerlo sentir mejor.


Cuando tuvo que irse a la UCI para ponerlo en un ventilador, tuve noches sin fin esperando en el celular por una llamada que solo llegaba una vez por día alrededor de la media noche, para saber como estaba, para mantener la esperanza de que se iba a recuperar. Ni siquiera puedo imaginar las pruebas por las cuales mi familia tuvo que pasar allá en casa. Simplemente era insoportable pensar que mi Papá podría perder esta batalla.


Pero desafortunadamente, el día 9 de julio del 2021, alrededor de la 1:30 AM tiempo local, su corazón dejo de latir. Perdió la batalla. Pago el precio final, y así, en un abrir y cerrar de ojos, se había ido.


La última vez que vi a mi Papá por llamada justo antes de que lo sedaran le dije lo mucho que lo amaba y que lo íbamos a esperar. Mis últimas palabras hacia el fueron para pedirle la bendición, como siempre hacia antes de colgar el teléfono cuando hablábamos.


Para ser honesto, no siento ningún tipo de remordiminto de no haberle dicho todo lo que siempre sentia. Siempre dije lo que tenía que decir y expresé mi amor hacia el en todas las maneras posibles. Teníamos algunos secretos que solo él y yo sabíamos, los cuales nunca compartiré con nadie más.


Extraño a mi Papá más que a nada.


Me di por vencido conmigo mismo y de alguna u otra manera aun lo estoy. Tengo 41 años y nunca vere a mis padres volverse viejos, sin la oportunidad de ver a sus nietos crecer y casarse, ir a sus cumpleaños y bodas, o incluso celebrar sus aniversarios. Ni siquiera tuvieron la chance de viajar alrededor del mundo juntos.


Perdí toda mi motivación. Me siento furioso. Furioso contra la vida por haber sido tan mala con mis padres. No estoy enojado hacia dios. No puedo estar enojado hacia algo en lo cual no creo, y nunca entrare en este debate ya que es inservible para mi.


Mis papas merecían algo mejor, merecían disfrutar su jubilación juntos, merecían una mejor vida.

¿Que si estoy destrozado? Por supuesto que lo estoy. Pero no quiero pasar el resto de mis días en pena o arrepentimiento. Esto es un hueco gigante del cual tengo que buscar la manera de salir con el apoyo de mi esposa, mis hijos, y mi familia. No quiero que la gente sienta pena hacia mí. No quiero odiarme a mí mismo o sentir que no merezco ser feliz. Simplemente necesito tiempo, y por el sentido en el que mi vida está marchando parece ser que necesitaré bastante.


Quiero sonreír de nuevo.


Para Mamá y Papá


Me enseñaron a ser un hombre de bien, a ser noble y tener compasión hacia los demás. Además, me criaron de una manera en la que me convertí fuerte, y supe manejar mi vida en la mejor manera posible.


Nunca me pusieron en un pedestal, y jamás me enseñaron de que merecía todo lo que quería solo porque lo quería. Me enseñaron que el trabajo duro paga en cada aspecto de la vida.


Soy la persona que soy hoy en día por ustedes, y siempre les estaré agradecido por eso.


Estoy triste, roto, y los extraño más que a nada. He llorado por ustedes, y estas son todavía lágrimas de tristeza, porque aún estoy muy joven para no tenerlos en mi vida. Todavía tengo cosas por aprender e historias por contar. Necesitaba esos años con ustedes, para que pudieran ver a mis hijas crecer, venir a sus cumpleaños y verlas convertirse en adultas y tener una familia.


Debieron haber muerto de vejez, no de esta manera.


La crueldad en la forma en la que nos dejaron va más allá de cualquier cosa que me pueda imaginar. Es triste, es injusto.


Este es mi último adiós, con la esperanza de que el camino que viene por delante sea más amable para todos nosotros. No lo es y nunca será lo mismo sin ustedes dos.

La familia que dejaron atrás va a apreciar cada momento que compartimos juntos, ya que el mañana no está garantizado. Los amamos. Siempre vivirán en nuestros corazones y espero que sus hermosas almas descansen en paz.


Gracias Mamá, Gracias Papá. Por todo.

Los amo.


Gracias por leerme.












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